Texto: Manuel Gálvez
«Cuando comienza un nuevo proyecto la ilusión es un motor que puede con todo.
Ninguna energía tiene la fuerza y la potencia de esta, y ninguna es más difícil de destruir. Para mí es un placer colaborar escribiendo de vez en cuando, en una revista digital donde lo social y lo cultural en mi tierra de nacimiento, es lo fundamental.
El que esto escribe vive en Madrid desde muy pequeño, pero sus raíces son cien por cien aragonesas. Mi madre nació en un pueblo del pirineo oscense llamado Buisán y mi padre en un pueblo de Zaragoza llamado Almonacid de la Sierra. Se conocieron en Zaragoza, lugar donde nací yo. Mi hermano pequeño, ya nació en Madrid, pero siente Aragón como su tierra, y al Real Zaragoza como los colores que pintan su corazón.
«Zaragoza es el comienzo de mi todo.el fin de mi presencia en este mundo tan bello como inhóspito»
Ahora que está de moda C.Tangana con su último disco donde coge como referencia las músicas más clásicas del folklore español y se hace llamar El Madrileño, a mí me gustaría titular mis colaboraciones como «El Mañileño», un maño que desde la capital de España no puede evitar mirar al origen de su existencia.
Zaragoza es el comienzo de mi todo, el fin de mi presencia en este mundo tan bello como inhóspito. El cierzo llega hasta mi casa madrileña y remueve mi pelo. Hace enloquecer a esta cabeza mía «goyesca», como diría mi amigo y gran escritor Emilio Arnao. Pinto con ella lo que mis imaginaciones dictan como palabras escritas donde siempre hay un santuario para colocar en él a Félix Romeo, ese hermano mayor mío que nunca tuve, y que él no sabía que tenía. A los hermanos pequeños a que hacerles poco caso para que sean libres y no querer imponerles tus ideales.
Félix, el mejor de todos los escritores aragoneses que en el mundo ha habido, porque era el que reunía a todos los demás. Siempre generoso en motivar a los demás para que siguieran creando, ya fuera por escrito, cantando o actuando. Veía el talento en los demás con la facilidad que se hacía amigo de ellos. El que es egoísta no puede disfrutar ni de la cultura ni del arte, ni por tanto de la vida.
No hay que competir con los demás, hay que disfrutar de ellos, disfrutar de lo bien que escriben como ese gran referente en la actualidad que es Irene Vallejo con su excepcional libro «El infinito en un junco», mujer de una inteligencia más que demostrada, de un talento y una sensibilidad única para narrar todas las cosas buenas que nos dan los libros.
O ese referente en lo musical que es Kase O, nuestro Javier Ibarra, el rap en castellano lleva su nombre escrito en letras de oro, un diamante que no puede rayarlo ni otro diamante, pues a su lado sus cualidades hay que ponerlas en duda. Un maño humilde y trabajador, siempre respetuoso con su obra y lo que representa, y como no, «repartiendo arte», porque esa es su cualidad. Hay muchos más nombres, pero los dejo para futuros artículos.
La cultura, el arte, la gastronomía, las fiestas, es lo que nos representa como ninguna otra cosa. Hay que dar siempre las gracias porque el azar nos pusiera en este lugar, y por haber podido conocer a personas que van a mostrar esta tierra nuestra con la estética del amor y de la belleza.
Muchas gracias, Beatriz Jericó, capitana de esta tropa aragonesa, que nos guiarás en este proyecto tan ilusionante y que lo vas a liderar con tu inteligencia, empatía y la estética de la vida que me muestran tus ojos.
Muchas gracias por dejarme participar en él y mostrar todo lo que nuestros ojos no pueden asimilar en un simple vistazo. En ese parpadeo vivimos los aragoneses, asimilando la belleza que se nos escapa.
Eso es lo que Beatriz y su equipo se va a encargar de mostrar, hacer luz de esos microsegundos de oscuridad para que nos fijemos con otros ojos en lo que no nos habíamos dado cuenta que estaba delante de nuestros ojos. Porque los aragoneses somos una personas que soñamos mientras los pies los tenemos profundamente enterrados en el subsuelo de la realidad. Somos unos afortunados. Bienvenidos todos. Comienza la sorpresa conocida.
Dejémonos llevar».